La madera es uno de los materiales más utilizados como elemento decorativo y estructural, el cual no pierde vigencia gracias a la belleza que ofrece en los diferentes espacios. Desde paredes, puertas y ventanas hasta mobiliario, son los componentes que vemos con mayor frecuencia, obtenidos a partir de este material natural.

Antes de seleccionar un tipo de madera tratada, hay una serie de variables que deben tomarse en cuenta, las cuales comprenden las clases de uso, la durabilidad y disponibilidad de la madera y el tipo de madera a utilizar.

Todas estos parámetros se definen en virtud de minimizar los riesgos que implican la selección de la madera tratada, pues existe la posibilidad de elegir algo que no cumpla nuestras expectativas y nos llevemos decepciones con el paso del tiempo.

Clases de Uso

Comprenden los usos y entornos en los cuales estará expuesta la madera tratada, y de ello dependerá el tipo e intensidad del tratamiento a implementar.

Las clases de uso de la madera se rigen por la norma EN-335, lo que sin lugar a dudas es garantía en la calidad del material a trabajar.

Existen seis clases de uso, y conforme avanzan en la lista, son las maderas que se encuentran sujetas a entornos cada vez más hostiles, y por tanto las que se someterán a tratamientos más rigurosos.

  • Clase 1. Son las maderas empleadas para interiores con una humedad moderada menor al 20%

  • Clase 2: Son maderas para interior con una humedad superior al 20%.

  • Clase 3.1. Se caracterizan por ser maderas para exteriores que no tendrán contacto con el suelo, pero que no se encontraran directamente al aire libre con humedades que superan el 20%.

  • Clase 3.2. Son el tipo de maderas para exterior sin contacto directo con el suelo, no teniendo protección alguna de las intemperies, con una humedad que se incrementa en un 20%.

  • Clase 4. Son de tipo exterior y se encuentran en contacto con el suelo, con una humedad permanente que supera el 20%.

  • Clase 5. Es el tipo de madera que tiene interacción con el ambiente marino.

Duramen y Disponibilidad de la madera

La durabilidad corresponde a la dureza que tenga la madera a utilizar. No siempre las maderas con durámenes altos son las que se seleccionan para los trabajos de tratamiento, pues un sustrato que sea flexible ofrece mayor libertad para trabajarse.

La madera de pino es la favorita de los expertos, ya que además de aceptar los tratamientos conocidos, es susceptible de teñirse de cualquier color, aunado a la disponibilidad de este elemento. Sin embargo, no se descartan otras maderas de tipo frondoso.

Actualmente existen tres tipos de protección que se le pueden dar a la madera para su tratamiento, entre los cuales se ubican, la protección superficial, media y profunda.

Protección superficial.

Es la que se realiza mediante la aplicación de barnices, lacas y lasures. Pueden tener aditivos que protejan la madera contra agentes físicos como el calor y la humedad, y contra agentes biológicos como insectos, hongos y bacterias.

Tienen poca durabilidad en el tiempo, por lo que se requiere dar cuidados adicionales a la madera en aras de su preservación.

La penetración máxima del protector abarca los 3 mm, y mínima es de 1 mm aproximadamente. (Niveles de penetración desde P1 hasta P2, y clases de uso 1 y 2).

Entre las técnicas que más se emplean para tratamiento superficial se encuentran el pincelado, el pulverizado y la inmersión breve.

Protección Media.

Las tecnologías más conocidas para el autoclave son el proceso Ruping (célula vacía) y el proceso Berthell (célula llena), que es una optimización del proceso Ruping, aplicándose un vacío inicial.

Abarca penetraciones superiores a 3 milímetros sin alcanzar niveles que rebasen el 75 % del sustrato (Niveles de penetración desde P3 hasta P7, y clase de uso 3)

Se requiere del uso de productos de tratamiento como solventes orgánicos o sales hidrosolubles para la inmersión en autoclave, complementándose con tratamientos superficiales.


Protección profunda.

Aquí también se aplica el proceso por autoclave, con la diferencia que son procesos más exigentes tales como el sistema VAC-VAC o el sistema Vacío-Presión-vacío.

Se aplica a maderas que estarán en contacto directo con el suelo, el agua dulce o salada y condiciones de intemperie.

La penetración alcanzada por estos tratamientos comprende niveles iguales o superiores al 75% del sustrato inmerso (niveles de penetración P8 y P9, con clases de uso 4 y 5).

Se utilizan asimismo, soluciones de sales hidrosolubles o creosota, no obstante la creosota ha sido sustituida por otros aditivos, pues altera desfavorablemente al medio ambiente.

Tipos de madera

Entre los principales tipos de madera tenemos las coníferas, donde las más conocidas son el cedro y las distintas variedades de madera de pino, siendo elegibles gracias a su porosidad, flexibilidad y color crudo.

Se encuentran mayormente disponibles en Norte América y Europa, y sus precios son relativamente bajos respecto a otras maderas, debido a su abundancia en los bosques.

Otras maderas atractivas para el tratamiento son las frondosas, que poseen diferencias marcadas respecto a las coníferas, siendo las más utilizadas el Roble Europeo, el Fresno y la Haya Europea debido a sus colores.

Adquisición e instalación de maderas tratadas

Los complejos madereros proporcionan un universo de posibilidades a la hora de encontrar maderas tratadas, desde el metro lineal, hasta maderas preformadas, como el caso de las vallas.

Antes de llevar a cabo un montaje en madera, según sea el caso, es necesario investigar cuan prestigiosa es la empresa que nos suministra la madera, pues sus políticas de logística y control de calidad son esenciales para la obtención de maderas óptimas.

La madera es un material que debe tratarse con sumo cuidado, y por ende, las instalaciones deben procurarse con especialistas que brinden el mejor trabajo.

En todo caso, la instalación de madera tratada es tan solo el comienzo, ya que su durabilidad se manifestará por mucho tiempo si le damos el mantenimiento y cuidado que estas superficies merecen.