Antaño era el elemento de construcción por excelencia, pero con el paso de los años, el uso de la madera se fue sustituyendo por la piedra, el acero y el hormigón con el objetivo de hacer estructuras más grandes y robustas.

En los últimos tiempos, la tendencia está volviendo a cambiar y cada vez más arquitectos y especialistas apuestan por este material para darle un protagonismo especial en sus diseños, a partir de los distintos tipos de madera para la construcción que existen.

Madera de roble para la construcción

Es utilizada para la construcción, en lo que se llama carpintería de interior, por su densidad y la resistencia a la humedad, aunque al contar con un amplia gama de tonos y ser manipulable también es muy apreciada para la elaboración de mobiliario.

Madera de haya para la construcción

Debido a su dureza, y ser también muy resistente a la humedad, este tipo de madera es especialmente adecuada para la elaboración de estructuras y superficies que van a estar pisadas como unas escaleras o un suelo de parqué.

Madera de acacia para la construcción

Aunque también presenta cierta dureza, es fácil de trabajar, característica a la que hay que sumar su calidad y ser una de las maderas más sostenibles que existen. Es versátil, pudiéndose emplear tanto para mobiliario de interior como exterior, así como para suelos y vigas.

Madera de pino para la construcción

Es un tipo muy frecuente en la construcción, ya que se puede emplear para diversos usos, desde elementos estructurales hasta revestimientos, pasando por puertas, suelos o diversos tipos de carpintería de exterior.

Además de, por ejemplo, contar con esta variedad, también son otras las razones que están motivando volver a poner el foco en este elemento que la naturaleza siempre ha puesto a disposición del ser humano para contar con un lugar de refugio. Y, precisamente, una de ellas tiene que ver con la creación de espacios donde haya un mayor respeto por el medio ambiente.

Construcciones más sostenibles con madera

Partiendo siempre de un origen responsable, donde esta materia prima salga de cultivos y espacios regulados -y no de la tala indiscriminada-, lo primero que hay que tener en cuenta es que la madera es el único material de construcción renovable, a lo que hay que sumar su capacidad para eliminar el CO2 de la atmósfera. Y es que, para producir 1 kilogramo de madera, un árbol consume 1,47 kg. de CO2 -devolviendo, además, en torno a un kilo de oxígeno a la atmósfera-. Por lo tanto, cuando se plantan árboles para la producción de la madera se contribuye al cambio climático.

Otro de los aspectos que remarca su carácter sostenible es que en los procesos de producción y procesamiento de la madera se utiliza mucha menos energía que otros elementos como pueden ser el acero y el hormigón.

Asimismo, la madera como material de construcción se convierte en una gran aliada del ahorro energético. Sólo por poner algunos ejemplos: el vidrio conduce el calor 23 veces más rápido que la madera y el mármol lo hace 90 veces más rápido. Es decir, que son materiales que provocarán más fugas de energía y, por lo tanto, usar la madera supondrá un ahorro en la factura de la calefacción.

Tratamientos para una mayor durabilidad de la madera

Estas características permiten que la madera pueda llegar a tener una vida útil. Y en Forestgreen, división de madera tratada del grupo Agrobroker, buscamos que esta particularidad destaque cuando la madera va a ser empleada como un material que va a sufrir especialmente las inclemencias meteorológicas. Por ello comercializamos madera de construcción de pino tratada en autoclave clase IV, que la convierte en ideal para instalaciones de exterior.

Con este proceso se logra aumentar la resistencia de la madera a procesos de degradación por agentes ambientales y biológicos, evitando así la putrefacción, como ya os contamos en un anterior post sobre madera resistente al agua.