La pandemia del coronavirus ha despertado el interés por los espacios abiertos y, por lo tanto, ha hecho crecer la demanda de mobiliario para exteriores. Ante ello, muchos consumidores se han preguntado por la conveniencia del uso de la madera y, en tal caso, por el tipo de madera resistente al agua más adecuado.

Teca, iroko, cedro u olmo suelen ser especies habituales para ser usadas en espacios abiertos con altos niveles de humedad o donde el agua va a hacer acto de presencia. Pero también hay otras posibilidades a tener en cuenta, como el hecho de usar madera tratada y especialmente preparada para exteriores.

En el caso de Forestgreen, tanto la madera de construcción como el mobiliario y demás elementos que comercializa están elaborados con madera tratada en autoclave para clase IV.

 

¿Qué significa que la madera sea tratada en autoclave? 

Es un tratamiento que se hace a la madera, de especies como el pino, en la que se impregna sustancias como sales de cobre libres de cromo y arsénico. Con ello, se busca aumentar la resistencia de la madera al agua y a procesos de degradación por agentes ambientales y biológicos, evitando así la putrefacción.

El nombre de autoclave hace referencia al recipiente metálico hermético, capaz de soportar grandes presiones, donde se introduce la madera y se lleva a cabo dicho tratamiento. El proceso se inicia con un vaciado del aire para posteriormente aplicar los productos químicos. Y a continuación se hace un nuevo vaciado para eliminar el producto que no ha cogido la madera. Finalmente se deja 24 horas más para fijar definitivamente el producto.

 

¿Y qué significa que sea de clase IV?

Con la clase IV se valora la resistencia de la madera al agua y el tipo de uso que, por lo tanto, puede llegar a tener, en función de sus características y tratamientos aplicados. Todo ello, según la norma EN-335 sobre la Durabilidad de la Madera.

Así, cuando se hace referencia a la clase I, se trata de madera destinada a espacios interiores y que no están expuestos a la humedad. Clase II para lugares, también cerrados, donde puede haber algo de humedad. Clase III hace referencia al uso para espacios cubiertos, pero a la intemperie, pero sin contacto con el suelo. Y clase IV, cuando la madera está al aire libre, con contacto con el suelo e incluso con agua dulce. Además, hay una clase V destinada al uso cuando hay un contacto con agua salada.

 

Diferentes usos

Gracias al tratamiento en autoclave para clase IV, la madera empleada gana en durabilidad y resistencia al agua así como a ante agentes externos, pudiendo emplearse para diferentes usos en espacios abiertos como terrazas y jardines.

  •          Tarimas de exterior y pasarelas
  •          Construcciones como pérgolas o porches.
  •          Cubiertas
  •          Mobiliario como mesas y bancos.
  •          Postes para vallados y cercados.